domingo, 27 de diciembre de 2015 | By: Abril

Queridos Reyes Magos...



Queridos Reyes Magos:

Os escribo esta carta para informaros de que este año no hace falta que paséis por mi casa: renuncio parcialmente a mi derecho de la Navidad. Yo.. ya he besado sus labios, ya he probado la magia, sería egoísta pedir siquiera unos gramos más; dádsela a alguien que aún no la conozca.

Si os escribo esto no es sino para deciros, que vosotros, que no conocéis su piel, no tenéis ni idea del producto que vendéis. Ilusión no es esperar a que amanezca para abrir unos cuantos regalos; ilusión es despertar a media noche y ver cómo tu sueño se ha quedado dormido y se desvela, y se acuna de nuevo en tu cuerpo para volver a dormir.

Qué sabréis vosotros de dar la vuelta al mundo en tan solo unas horas si no habéis dado una vuelta por su espalda, para descubrir que es ahí donde nacen las constelaciones de donde decís venir. Yo.. ya he cogido sus manos, ya he pedido mi deseo, uno, por cada peca que habita su nariz. Yo.. ya me he perdido en sus ojos y he navegado por cada una de sus pestañas, y aunque a veces parezca que eche de menos volver a ahogarme, no me hagáis mucho caso.

Pero... si a pesar de todo os hace mucha ilusión pasar por mi casa, no estaría mal que trajeseis de nuevo el corazón que tenía antes, ya sé que fui yo quien quiso dentro de un cuerpo que no era el mío, y que las promesas son promesas y que no hay que romperlas, pero es que míralo, pesa la mitad que cuando lo vi por última vez y seguro que ni le dejan leer antes de ir a la cama..

Creo.. que solo es eso. Bueno, y un par de tiritas, por si la herida y el bisturí vuelven a hacer el amor y saltan versos por todas partes. Aunque eso sólo si os sobra tiempo, no os preocupéis, que ya he aprendido a curarme yo solita: es algo que te enseñan en la primera lección de olvido, y de supervivencia, creo, no estuve muy atenta en esa clase.

Lo que sí deberíais traedle al mundo es algo de esperanza, que esta fatal últimamente. La gente ya no sonríe como antes y parece que la felicidad se presta con demasiados intereses. Y es un precio que no todo el mundo puede pagar, y los que mandan deberían hacer un esfuerzo por entender eso. A lo mejor vosotros se lo podéis explicar, quién sabe.

Bueno, ahora sí que sí, creo que eso es todo. Espero que no me haya alargado mucho, ya sé que tenéis que leer un montón de cartas y seguro que ya vais con el tiempo justo.
(Mónica Gae)

Posdata: Si me queréis traer esas zapatillas que tienen como ruedas por debajo tampoco me enfadaría, es que no las encuentro por ningún lado.

Y Feliz Año a vosotros también, que seguro que con esto de que sois los Reyes nadie os lo dice.

...hasta el Año que viene :)
domingo, 20 de diciembre de 2015 | By: Abril

Súplica al cielo

 
Mirarnos, abrazarnos, reírnos, besarnos, amarnos, extrañarnos y volver a buscarnos... así era cada día: los dos juntos y felices, soñando lo mejor.
Hasta que un día el destino te arrancó de mis brazos. Es cierto que ambos sabíamos que esto podía pasar, pero ¿tenía que ser tan pronto?
En tan poco tiempo hicimos, vivimos y disfrutamos... tantas cosas..., pero nos quedaron tantas otras por realizar tanto que soñamos.
Me he quedado solo, de nuevo…y ahora… ¿qué hago?
 
-“Tienes que aprender a olvidarla”, me dijo una psicóloga
 
¡¡No!!, no quiero olvidarla. No es que no pueda, si quisiera tal vez podría, pero no quiero. ¿Como voy a olvidar a la persona que cambió completamente mi vida?, ¿cómo olvidar a quien me enseñó el verdadero y más puro amor, el que ni siquiera de niño tuve?, ¿como olvidar a quien me llenó de cariño, ternura, caricias, confianza, pasión...? No. No quiero olvidarla, y no lo haré nunca.
 
-“Debes rehacer tu vida” , me dijo la segunda vez -y última- que pasé por su consulta
 
Menos aun; eso sería traicionarla. Y, si bien ella me lo pidió, no lo he hecho y no lo haré, porque sería lastimar a otra persona empezar una relación. Y cuando me preguntase si la amo le tendría que mentir sistemáticamente porque sé que nunca la querré como a Jennifer, y tarde o temprano le diría: “no, no te quiero ni te amo. Lo siento, pero es la verdad”, y le rompería el corazón a alguien que no se lo merece.
Nadie jamás podrá entender cuánto nos amamos; cuan absurdamente enamorados estábamos. Podíamos pasarnos horas sentados en tu jardín simplemente mirándonos, abrazados, disfrutando de un dulce e infinito beso durante el cual el universo se podría haber congelado y no nos habría importado
A veces caminando veo las parejas junto a sus hijos pequeños y se me hace un nudo en la garganta al pensar que podíamos haber sido nosotros. Habría sido el hombre más feliz de la historia si hubiera tenido la dicha de tener familia contigo. Luego me doy vuelta y se me escapan las lagrimas tras mis lentes oscuras.
¿Por qué tú, mi vida?, ¿por qué no otra persona? ...Y no me importa sonar como un egoísta. No es justo lo que nos pasó, no es justo que nos hayan separado así
Lo que más tristeza me da es que ni siquiera puedo reclamarle a nadie. Me he sentido tan impotente...sin poder más que llorar, sabiendo que te ibas al cielo y ya no podría volver a besarte...
Es aquí cuando me surge la única pregunta y al único a quien se la puedo hacer:
 
¿Por qué si en el cielo había tantos ángeles Dios te tenía que llevar a ti?
 
Jenny vos eras mí ángel personal, mi princesa, mi niña adorada, mi único amor, mi razón para existir y sentir.
Así que aquí estoy, de rodillas, con tu crucifijo dorado en mis manos, ese que tanto significaba para ti y que me entregaste confiando en que me ayudaría; su brillo me recuerda el brillo de tus ojos y los míos empiezan a llorar... y mis lagrimas caen de nuevo sobre él; entonces levanto la vista y miro al cielo, al oscuro y profundo espacio, más allá de todo hasta donde mi vista llega, en esta noche en que siento que mi alma se deshace en un llanto demasiado doloroso y angustiante y mi corazón se desangra; y en un último deseo busco a un  Dios en el que dejé de creer hace mucho cuando te separó de mi y sólo le suplico una cosa:
 
¡Señor, por favor , por favor… DEVUÉLMELA!
 
lunes, 19 de octubre de 2015 | By: Abril

Besos con sonrisa intercalada



Besos con sonrisa intercalada, testigos de miradas cómplices
Esos que ya no me das, esos que tanto me gustaban
Dulces y a la vez sazonados, lentos en su rapidez de ejecución
 
Caricias que vienen y van
Se sabe donde empiezan pero nunca donde terminan
Placer, relajación, todo fruto del poder de tus dedos

Abrazos por la espalda, de esos que no te dejan mirar atrás
Guiando tus pasos, abrigando de la fría soledad
Sin miedo a caer, sin miedo al pasado

 
Los buenos días princesa, las buenas noches con extra de besos
El principio y el final de un día de cuento sin moraleja
La grandeza de los detalles y la simplicidad de las palabras

Del "te quiero" al "te amo"
Del "quiero estar contigo" al “no puedo vivir sin ti”
Del “tu y yo” al “nosotros"
 
(Leyre Iturralde)
viernes, 11 de septiembre de 2015 | By: Abril

Siempre que te apetezca…


A veces, cuando te veo dormir
pienso en la justicia
y me viene a la cabeza la idea de grabarte
mientras duermes
por aquello de que la paz mundial se esconde
en tus bostezos
y con una sola de tus muecas o de las veces
que te rascas la nariz sin darte cuenta
podrían acabar con la guerra en cualquiera
de sus formas;
las tuyas,
son mi punto de partida,
son la combinación con la que pierdo la contraseña
de mi caja fuerte
en donde guardaba congelado.. mi corazón
hasta que llegaste tú.

Tú con tus manos calientes
curando cicatrices por todo mi cuerpo
tú con tu sonrisa tímida
por si en un descuido, te la robaba y la sacaba a bailar,
tú con tu manía de negarme los besos
solo para hacerme rabiar.

Tú contigo,
al fin de al cabo,
al principio del fin.

Porque cuando se trata de ti,
todo vuelve, nada acaba.

Voy a hacer una lista con las veces
que me callo los te quiero
para que la tengas siempre a mano
y la escuches siempre que te apetezca:


Te quiero sin saberlo un 28 de enero,
intuyo el verbo en futuro 18 días más tarde,
cuando te veo por primera vez
tras los 45 minutos de retraso más largos de toda mi vida.
Te quiero en Marzo, cuando me ves cumplir un año más de
mi historia, pero esta vez a tu lado, un perfecto nueve, en donde
siento, y presiento, que voy a querer hacerte el amor cada día
desde entonces. Te quiero por primera vez en
voz alta un 28 de Abril en donde le robé el valor al
mundo para armarme de tus besos
aunque te fueras por la puerta sin decir nada.

También te quise entonces, por extraño que parezca.

Te he querido sin saberlo, sabiéndolo, y en todas las formas
verbales que existen. Te he querido de noche, de día y a deshoras.
Te he querido de espaldas, de frente y debajo,
te he querido encima y de lado a lado
y tengo que confesarte
que donde mejor me quedas,

....es dentro.

Ahora déjame probar cómo me queda quererte

...de cerca.

Que algo me dice, que es a medida.

Déjame decírtelo todas las mañanas
cuando te despiertas y te pasas la mano por los ojos
como si no estuviera ya enamorada de tus legañas
como si no estuviera ya enamorada de tus ojeras.

Ojalá algún día consiga que te veas con mis ojos,
pero no te preocupes,
que mientras tanto, tengo la intención de no dejar
de mirarte nunca.

Ojalá algún día consiga que te escuches con mis oídos
así entenderías por qué a ciertas cosas solo sé
contestarte a besos.

Créeme, te enamorarías de ti, cada día,
si fueras yo,
y pudieses sentir lo que siento incluso...

...mientras te grabo esto.


(Mónica Gae).
domingo, 2 de agosto de 2015 | By: Abril

Bésame si me equivoco


Esta vez me toca ser quien diga las cosas bonitas, quien admita que en este juego no ha perdido nadie, que ha sido una doble victoria. Y es que te escribo esta carta para darte las gracias por eso, por nuestros momentos y porque las promesas que un día hice no las va a romper ni el tiempo ni la distancia, esto no es más que un par de promesas medio camufladas entre palabras y un intento de recordarte lo genial que puedes llegar a ser, y es que a ti te miro de un modo distinto. Que no hay otra cosa más bonita que despertar a tu lado y con tus besos. Que los despertares ya no merecen la pena si no son contigo, y sabes que me pasaría años recorriendo todas tus pecas, memorizando cada una de ellas con la punta de mis dedos. Y andar por tus labios, y dejar que nunca, nadie te haga daño. Que no soportaría ver tus lágrimas en esos ojos aunque he de admitir que tu belleza aún existe cuando estás triste. Aún sigo preguntándome si de algún modo puedes verte horrible y todavía no he encontrado ninguna solución posible. Nunca nadie había conseguido tales cosas en mi, como lo has hecho tú; yo no sabía que esto del amor fuera tan maravilloso si es compartido y es recíproco, pero ya veo que sí lo es. Tan inverosímil a veces, tan genial que tengo miedo de perderte, de que esto vuelve a ser una historia que termina como otra cualquiera, que cada uno sigue su camino y deja que el otro, se vaya, sin hacer nada al respecto, aunque algo me dice que esta vez no será igual...

Bésame si me equivoco, pero creo que esta vez es mejor que todas las demás anteriores. Esta vez las cosas van de paciencia y aguante. Brindaste por el camino conjunto y ahora ya no sé si soy yo sin ti o eres tú sin mí. Las cosas cambian y sí, nosotros también. Yo cambié y tú me recogiste después del cambio. Ahora lo único que quiero es despertar a tu lado, después de largas noches de conversación y susurrarte muy bajito que no es que no quiera estar contigo, es que no me imagino no estándolo. Maldito el día en que probé tus labios, ¿quién me ayuda a mí ahora con esta adicción? Porque yo ya no soy capaz de tenerte cerca y no desear besarte...

Ha pasado el tiempo y yo sólo prometo que algún día lo pararé y nos quedaremos a vivir en la cama.

Posdata: lo sabes de sobra pero por si acaso se me olvida, te quiero.


(Celia Otos
)

"Soy", del verbo "contigo"


Soy las palabras que vas a escuchar,
y tú los oídos con los que me sientes.

Soy un libro abierto ante tus ojos,
tú la página marcada de mi libro preferido.

Soy un calcetín en el cesto de la ropa sucia,
y tú su pareja esperando en el fondo del armario.

Soy un bosque teñido de marrón y verde,
tú la lluvia que me aviva desde el cielo azul.

Eres mi agua cuando tengo sed,
yo un desierto queriéndote beber.

Eres el amor que pude hacerte con las manos
yo las ganas de correrte la vida con poesía.

Soy quien esperó toda su vida por sentirte
tú el ángel que apareció sin alas volando raso por mi espalda.

Soy los arañazos de mi propio corazón
tú la saliva que cura con un millón de besos.

Eres el ojalá cumplido con el que sueñan las estrellas
yo un telescopio para encontrarte la constelación perdida.


[[Soy diccionario con faltas de ortografía,
una receta salada que termina siendo dulce,
la chica que no supo bajar del tren,
una película en blanco y negro por recortes de presupuesto.

y tú...

tú eres mis 27 letras del abecedario,
mi dieta preferida
el tren de donde no me quiero bajar,
la película de mi vida.]]


Somos una novela escrita en verso.
Somos manta y sofá,
palomitas con queso.
Somos un Nesquik y un Cola-cao.
Somos Finn y Jake en busca de aventuras.

Somos la mezcla perfecta:

un abrazo en Malasaña,
un paseo por Fuencarral,
un "no te vayas" en la puerta del metro,
una casi huida en la que acabamos de la mano.

Eres Madrid,
porque Madrid sin ti solo son calles.

Eres mi tiempo
y mi tiempo baila al son de tus latidos.

Eres mi mejor canción cuando te ríes,
mi devoción de no querer dejar de verte,

Eres los mejores días de mi vida.

Y serás mi vida, Madrid, serás mi vida,
pues esta vez estoy yendo, y solo tengo..

un billete de ida.

(Mónica Gae)
miércoles, 8 de julio de 2015 | By: Abril

Entiendo que en ti, ando




Hay cuando olfateas entre sombras una migaja de luz
imaginando quemaduras
y hay hoys vulgares como esta soledad elegida
a la que maltratas imaginando que maduras.

Desde que miro al mundo desde un balcón de un quinto piso
he dejado de hablar de suicidios.

Ya no me caigo en pozos de tristeza tibia a la segunda cerveza,
ni pido auxilio en bandejas de plata,
ni exijo el cobro revertido de sentimientos al borde del abismo.

Claro que hay noches llenas de ausencia en donde echas de menos
con sed y miseria,
hay noches que podrían resumirse en un grito que no te suelta,
un abrazo que no das,    
un beso que te tragas en palabras amargas contra ti mismo.

(pero hay noches hermosas como perros sin correa)

Claro que hay días malos en los que sonreír
pareciera atentar contra mis principios
un acto de indignidad autoimpuesta
una mentira tan real que solo le falta una corona
para sentirme muerto.

(pero hay días bonitos como pies en la hierba)

Claro que hay veces que la voz se me hace pedazos
y de tanto toser en lugar de llorar termino
vomitando
vasos rotos con sangre ajena donde aprendiste a bailar descalzo
y bailes que parecen una condena como un ahorcado que se mece.

(pero hay vicios tan llenos de fuerza como quererte)

Hay cuando el mundo es afuera con sus heridas de guerra
y su olor a metralla
y hay ahís que se marchan como tu sonrisa
de después de correrte.

Vuelve.
No soy tan fuerte: te echo de menos.

Y le pongo esta ilusión a cada día a día
obviando todos los no puedo
apuesto por la caricia en cada detalle
por la belleza en cada gesto.

Y claro que a veces me quedo sin fuerzas
como niño después del juego
me quedo sin ganas como una mañana de burocracia y mierda
me duelo hasta dormirme aferrado a una bala
y no sé si es odio
o solo
tristeza acumulada

pero

luego te imagino riendo y se me pasa.

Ese es mi truco.

Esa es tu magia.
 
lunes, 1 de junio de 2015 | By: Abril

Por si mañana...


Te escribo ahora por si mañana no formo parte de tu vida.
Por si mañana no puedo entender "esto" que haces por los dos.
Por si mañana se me distorsionan los recuerdos y olvido que no puedo estar sin ti.
Por si mañana no puedo decirte que te admiro y aprecio tu empeño en permanecer a mi lado, tratando de hacerme feliz a pesar de todo.
Por si mañana me pega la nostalgia de tenerte lejos y no soy consciente de lo que haces y por qué lo haces.
También te escribo por si mañana se te olvida que te amo.
Por si mañana no puedes aguantar más mis arranques de locura.
Por si mañana dudas de mi amor.
Pero sobretodo. por si mañana se te olvida que fui tu vida. -

(Luz Atàche)
miércoles, 27 de mayo de 2015 | By: Abril

El durante...

 
Lo más difícil es empezar. Y terminar. Dicen que lo que va en medio, las líneas que componen el cuerpo del texto, es lo más sencillo, lo más fácil de llevar, lo que más se disfruta. No sé, eso dicen.
Los comienzos. Los finales. Tú y yo siempre olvidamos que el texto también tiene cuerpo, que las historias también tienen un “durante”. Fuimos unos olvidadizos, unos pobres irresponsables. No comprendimos que los grandes poderes conllevan grandes responsabilidades. Que los grandes amores merecen un maldito desarrollo.
 
Lo peor que nos pasó fue que nos hicimos adictos a esos pequeños momentos de felicidad que nos brindaban los inicios. Todos nuestros inicios. Nos enganchamos a andar juntos cogidos de la mano, a abrazarnos hasta traspasarnos el alma, a besarnos hasta rompernos los huesos. Nos enganchamos a no saber, aún sabiendo. A hacernos los tontos mirando para otro lado, haciéndole creer al cosmos que podríamos juntos y no separados. Pero al cosmos no se le engaña, y tú lo sabes. Y yo lo sé. Pero tú más. Tú lo supiste mucho mejor que yo. Llevaste mis riendas sin quererlas ni coger, te colgaste mi corazón a la espalda y recorriste la ciudad impregnándome las calles de recuerdos.
 
Y ahora qué. Dime qué puedo hacer. Porque a día de hoy, a veces, aunque ya no deba hacerlo, sigo repasando los momentos que viví a tu lado. No fueron demasiados. Ni muchos ni pocos. Sólo fueron los justos y necesarios para hacerte imborrable. A veces sigo pensando en los principios, en todos nuestros principios y en la falta de ellos. Nos sobraron y nos faltaron a partes iguales. Nos sobraron, como nos sobraron los anocheceres. Nos faltaron, como nos faltaron los amaneceres. 
 
Nunca fuimos de esos que hacen las cosas como se han de hacer. Nunca fuimos juntos a Mercadona. Nunca fuimos juntos a lavar el coche. Nunca estuvimos juntos en ninguna boda. Nunca nos dijimos “para siempre”, pero tampoco “para nunca”. Yo siempre fui tu puerta abierta. Tu vida y tus arrugas de expresión. Tú fuiste mi último primer amor. Mi cara más bonita sin pintar. Mi precipicio emocional. Pero no recordemos nuestras carencias. No hagas que piense de nuevo en las vidas que podría haber vivido mientras esperaba a que la tuya arrancara. No me mires como sé que harías si estuvieras delante ahora. Y no, tampoco me toques la mejilla como si fuera de cristal. Te aseguro que si no me he roto ya, ahora ya no es el momento.
 
Te lo dije hace tiempo. Me copié de quien lo dijo, ya sabes, que “puedo vivir sin ti, pero no quiero”. Te lo dije mil veces. Y tú lo escuchaste asintiendo. Lo escuchaste sabiendo que el café se enfriaba, que tu corazón se cerraba. De nuevo. Otro final.
 
Hasta el nuevo comienzo.
 
jueves, 7 de mayo de 2015 | By: Abril

La Fortaleza Dañada (Epístola de amor perdido).

 
 
Nada me aprovecha en tu ausencia 
y nada puede servirme de consolación.  
Porque mi alma como el latino Coliseo 
teniendo una regia edad dorada 
en que los pájaros y la briosa floresta 
invadían las estancias de su dura piedra, 
hoy sirve de postal para ignorante turista. 

Iniciático fue tu amor, hoy quedo capitulando,  
más asistan los tiempos expectantes a este duelo 
y arrastren residuo de palabras mis lloros. 
Recuerden las blancas fortalezas de los hombres 
y cómo fueron hechas ceniza tras ceniza. 
Recordar tiempos malditos mi pérdida,  
¡recordad os clamo en bronco grito!, 
recordad esas recias ciudades carbonizadas,  
recordad Numancia,                                               
                          recordad Cartago                                  
                                             y recordad Corinto. 

¡Oh Urania,  tanto se perdió
tanta sal fue añadida a mi edad! 
 
(Juan López González)
lunes, 20 de abril de 2015 | By: Abril

Vuelve

 
Tú. Sí, tú, chico de pelo castaño corto, de espaldas anchas y voz enloquecedora... Tú, que con tus pasos abres camino en la nada y con tus manos rompes esquemas. Tú, chico prudente, perezoso y orgulloso, de sonrisa pícara y radiante. Esta carta es para ti.
 
No creas que te he olvidado. Desde que te fuiste, mi vida esta vacía de significados; ya no sé expresarme con palabras ni con actos....¿Dónde se quedaron esos abrazos calidos cuando hacía frío?... ¿Y esos besos frios por la mañana?
 
No sabes lo que te echo de menos, pequeño. La vida que me has dado todo este tiempo, a la que me has acostumbrado, porque me has acostumbrado a ti.Echo de menos lo que me has hecho sentir, pensar aprender y, sobretodo: vivir.
 
Recuerdo cuando pensaba en qué sería de mí sin tenerte a mi lado, sin que me quisieras... Y después de pasar noches en vela deseando que no pasase, al final tuvo que ocurrir. Tuvo que llegar el momento en el que no estuvieras a mi lado; el momento de no quererme, e incluso odiarme.
 
Esta carta te la escribo para que sepas que sigo aquí: luchando por un "nosotros", para poder volver a hacernos felices el uno al otro, para quererte más fuerte que nunca y nunca más volver a dejarte ir.
Hemos pasado tantos momentos juntos, que al recordarlo me es imposible guardar las lágrimas. Te he hecho sentir feliz, lo sé, y eso me hacía estar feliz también a mí, porque con tu sonrisa, tengo todo lo que necesito. Eres una persona maravillosa, la única capaz de hacerme sentir lo que siento.
¿Piensas volver algun día?Anhelo ser tu mundo, tu pequeño mundillo lleno de locuras.
Mira atrás.¿Que ves? ¿Me ves a mí? Ahí estoy. Esperándote con los brazos abiertos, las mejillas rosadas, los ojos iluminados, deseando verte...
 
No quiero que te alejes de mí para siempre. Necesito/quiero que vuelvas aquí, a mi lado, a abrazarme, a besarme, a susurrarme un ''te quiero'', de esos que sólo en tus labios suenan tan bien. Tú sé feliz. Mientras tanto, aquí estaré, cielo: para darte los buenos días y las buenas noches, para llenarte de caricias, porque simplemente...Te quiero, Carlos.
 
VI.V.MMXIV
(SSC)
domingo, 29 de marzo de 2015 | By: Abril

One day


¿Se puede querer a alguien tanto que desees que sea feliz aun cuando no esté junto a ti...? Eso me pasa contigo. Te quiero, aunque ya no me gustes, porque me rompiste el corazón y juré que dejaría de amarte. Casi lo consigo, pero no, -qué idiota- aún te amo. Tanto, que lo dejaría todo si tú me llamases a tu lado.

Algo no funcionó, y no fue porque no lo intentáramos. Pero tú tenias razón: las relaciones se rompen porque uno de los dos ama tanto al otro que no acepta las reglas del juego, no se conforma con ser un actor secundario en la vida del otro, y se rebela... y vive confuso y se choca una y otra vez con las mismas piedras.

Necesitaba hablar esta noche con alguien. Bueno, con alguien no, contigo... por eso te escribo lo que no te puedo decir mirándote a los ojos, porque ya no me quedan excusas para quedar contigo. Tú me llamas amiga y no sabes el dolor que una palabra tan bonita puede llegar a producir en el estómago si la dice la persona equivocada.

No quiero perderte y por eso, cuando ya no puedo más, descuelgo el teléfono y te llamo por cualquier motivo, solo para oír tu voz, por si un día se te escapa un "te quiero" cualquiera... y me haces feliz un instante.

Y tú sigues con tu vida, que tampoco te llena, pero es la que tienes y de la que no puedes salir. Te quiero de igual manera... Y odio esta forma ridícula que tengo de quererte porque no me hace feliz. Pero no quiero que desaparezcas. Porque no quiero que te vayas. He roto contigo mil veces y otras mil he corrido a tu lado antes de doblar la esquina para pedirte que no te vayas, porque lo siento, pero te has convertido en alguien indispensable para mí en estos últimos siete años. Y me duele sentír lo que siento porque tú me quieres de otra forma y no tienes la culpa por eso.

Ayer ví esa película de nuevo. One day. Esa con la que me identifico tanto, de Anne Hathaway... esa en la que una pareja lleva enamorada toda la vida y por alguna razón hay algo que siempre los separa. Pienso que retrata muy bien lo nuestro... no, no me hagas caso. Yo no soy Emma y tú no eres Dexter.

Pues eso, que necesitaba hablar hoy especialmente contigo.

Un beso

TQ

(NRH)

lunes, 23 de marzo de 2015 | By: Abril

¡Vuelve!…si quieres, claro.




Te prometo que esta es la primera y última carta de amor que recibirás de mis manos. No la tires antes de leerla, porque no voy a insistir.

He cambiado, Jairo.
 
Ya no soy esa chica celosa y posesiva que pretendía a toda costa que estuvieras a mi lado. Ahora entiendo que el espacio para nosotros no era tan simple como vaciar cajones y la confianza existe si no te metes donde no te aman. ¿Tú lo haces todavía?
 
Te pido que vuelvas, sin presiones. No me verás otra vez en tu portal, no temas otro berrinche. Ya sabes que siempre fui la oveja dramática de mi familia, pero esta vez asumiré la espera el tiempo que necesites. Entiendo que dejar a esa chica con la que sales ahora no será un asunto que se pueda gestionar en pocas horas. Tómate el fin de semana, con tranquilidad.
 
Por cierto, ¿recuerdas aquel curso de pintura?, lo terminé ayer. Ha sido una terapia increíble para templar estos nervios que ya conoces, aunque he pintado tantos cuadros que podría llenar el prado. Sí, el que se escribe en minúscula.
 
He decidido hacerte caso respecto a Bruno, el pez. Tenías razón cuando me decías que, después de todo, había más peces en el mar y mares, y yo aquí, erre que erre con esa pecera diminuta; y él, tan solo, tan pez y cristal. Pero el mar me parece excesivo, Jairo, he visto en una tienda peceras enormes, tampoco vamos a exagerar.
 
Ahora me ha dado también por escribir, pero escribir de verdad, como esta carta. Papel y tinta, nada de luces, baterías y botones. ¿Viste lo del doble check azul del whatsapp?, me hubieran hecho polvo contigo. Seguro que en la próxima actualización a algún psicópata se le ocurre, además, ir graduando el color del maldito check a rojo intenso si pasa un rato y no contestan, como para darle más dramatismo al negocio este de hacernos mierda la vida. De todas formas no lo he podido volver a instalar desde el día que estrellé el teléfono contra tu coche; seguro que lo recuerdas. Solo espero que no me guardes rencor, Jairo. He cambiado.
 
Quién me iba a decir a mí que la vida era otra cosa.
 
Aquí todo está preparado para cuando vengas, sobre todo yo. No más agobios, no más celos, no más inseguridades, se acabó esa obsesión enfermiza de querer atarte a mis pies.
 
Jairo, vuelve.
 
He cambiado, he madurado por ti.  Los ciento treinta y siete mensajes que no recibiste el mes pasado, eran míos.
 
Te quiero.
Juana.
 
jueves, 19 de febrero de 2015 | By: Abril

Sin título



Llevo casi dos horas y media escribiendo y borrando todo lo que sangro por miedo a salpicarte con mis miedos, y es irónico, pues creo que estas ya demasiado lejos incluso para darte cuenta de que sigues siendo parte de las líneas que te escribo.
Y es que huir sin mirar atrás sería menos complicado si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser. Yo no tengo ni tuve ni tendré tanta fuerza como tienes tú. Yo no puedo mirar tus fotografías sin tiritar de ganas de sumergirme en cada una de ellas. En esa sonrisa que me mata y me dio la vida tantas veces.
Yo no puedo leerte sabiendo que cada verso está más y más lejos de acercarse a mí. Que lo que duele no es saber que ahora le escribes a ella, sino ser consciente de que lo haces con las mismas manos con las que un día me escribiste a mí.
Ojalá hubiésemos inventado un idioma que sólo entendiésemos tú y yo, un lenguaje que pudiera gritar en plena noche cuando me despierta tu recuerdo y deslizo cuidadosamente mi mano hasta el otro lado de la cama con la intención de encontrarte, y luego morir muy poco a poco al volver a la realidad y ver, que ahí es justamente donde ya no quieres estar.
Jamás hubiese imaginado que el silencio pudiese llegar a hacer tanto ruido a las cuatro de la madrugada.
Deberías preguntarme por qué no duermo al caer la noche, por qué no cierro jamás los ojos hasta bien pasado el amanecer.  Pregúntamelo. Te diré que tengo miedo de soñar contigo. Te diré que por el día hay demasiado ruido como para caer de lleno en ese mundo en donde te sueles colar y de momento, no cerrar los ojos es la única manera que tengo de poder dejar de verte.
Pregúntame por qué temo a mi subconsciente. Te diré que eres tú quien vive en él y te diré que duele, no te imaginas cuánto duele darle la libertad para soñarte y despertarme y ver que todo lo que acaban de tocar mis manos no es más que parte de una mentira demasiado amarga.
No, no duermo de noche por miedo a soñarte. No lo hago porque sé que no estarás ahí al abrir los ojos, porque sé que ya no quieres volver a estar.
Este tramo de la huida está acabando con lo poco que quedaba ya de mí. Apenas soy una hoja arrugada con un millón de tachones cobardes por miedo a no poder leerte una vez derramado tu recuerdo sobre el papel. Quizás por miedo a que tú no quieras volver a leerme a mí. Ni a escucharme tan siquiera. Duele(s).
Aún no sé cómo lo has hecho, pero me has convertido en una marioneta encadenada a tus hilos y has conseguido sublevarme a cada uno de tus movimientos. Córtamelos, o haz que vuelva a bailar al son de tus deseos.
Mira al cielo y dime cuántas estrellas ven tus ojos. Así quizás se a más fácil. Cuéntalas, y dime el número exacto porque desde donde yo estoy sólo puedo verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación. Me has robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me has dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida. Aquí no estas tú despeinando mis mañanas, mi pelo largo entre tus manos. No estás tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. Aquí no estás tú y no te imaginas cuánto duele.
No puedo describirte cuánto dueles.
Apenas me quedan fuerzas para lanzarte esta última bengala y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo. Necesito que mires al cielo. Estoy tirada en cualquier rincón de tu cuerpo esperando a que me encuentres para poder decirte que jamás me he alejado de ti.
Que- jamás- me- he- alejado- de- ti-.
Que he intentado engañarme, una y otra vez pensando que si escribía un cuento repleto de mentiras, alguna acabaría volviéndose verdad, y lejos de eso, temo que cada uno de esos cuentos hayan destruido por completo cualquier esperanza de volver a leernos.
No te imaginas cuánto lo siento, ya no tengo fuerzas para volver a coger un tren. Y es que ya no queda sitio en mi piel donde guardar los billetes, sigo repleta de tus huellas dactilares. Han inundado por completo mi cuerpo y prefiero tenerlas a ellas si por más que vaya allí… tú jamás vas a volver a estar.
Sigo anclada en la estación en donde nos dejamos los sueños. Me pregunto si aún seguirán allí, si alguien los habrá adoptado y les estará cantando bajito para que se duerman cada noche o estarán muertos de frio, y miedo, sabiendo que llega el invierno y no dormiremos en la misma cama para acunarlos. Ni serán nuestros labios sus bufandas nunca más.
Ojalá estuvieras tú aquí ahora, estoy tirada en cualquier calle de Madrid esperando que la casualidad o el destino que un día nos unió nos cruce de nuevo en su camino...pero llueve y no apareces… El tren llegará en apenas unas horas y daría lo que fuera por saber si dejé mi perfume en tu almohada cuando me marché. Al menos mi corazón, si sé con seguridad que lo dejé contigo.Y ojalá lo veas, y ojalá lo arropes, y ojalá me lo devuelvas en forma de "vuelve", que llegan días de lluvia y deberías saber que es un friolero. Tápalo bien, Primavera, tápalo bien. Y háblale bajito o escríbele suave (que sólo así sabe dormir.) Me dijo que lo dejase allí, en tu espalda. Me dijo algo de tu pelo, de tu piel, algo de que quería besarte en la nuca cada vez que te viera temblar. Y allí lo dejé.
(y allí debe estar)

Dale tú las buenas noches de mi parte
Esta vez te toca a ti cuidarlo a él.

(Mónica Gae)
miércoles, 18 de febrero de 2015 | By: Abril

Mi cuerpo y yo






A pesar de estar juntos de toda la vida, siempre hemos sido como dos extraños, ajenos entre nosotros. Te veía y pensaba “Esa no soy yo, yo no puedo ser así”, era como verme desde afuera, sin sentirme nunca dentro mío, dejándote siempre a la deriva. 
Siempre me jacté de mi mente y mi razón, me decía que no necesitaba un cuerpo (y menos uno bonito) si tenía una mente por encima de la media. Me creía tan original, tan auténtica, tan por encima de todos y la verdad es que algo me faltaba. Pasamos épocas oscuras en las que vivía en una constante guerra contigo, en la que te miraba con desdén, con lástima, con odio y no era capaz de apreciar todo lo que hacías por mi. Esos años ahora me parecen un limbo, pero me permiten ahora darte todavía más valor.
Tuve que pasar por mucho para estar consciente de ti, para percibirte, conocerte, sentirte… De repente los ojos no eran la única manera de relacionarnos como había sido para mi hasta ese momento, y a pesar de querer reconciliarme contigo, me fue muy difícil, incluso en mis épocas más optimistas.
Siempre pensé que sólo servías, pero ahora sé que más que eso, eres. Soy. Somos. Me diste la experiencia de sentir con cada fibra tuya como otro cuerpo se formaba, crecía, se movía. Te transformaste y no tuviste miedo. Floreciste, gritaste muy fuerte, me gritaste a mi que ese eras tú, que somos tú y yo. Y aún en esos momentos de salvaje y total naturalidad e instinto, me daba miedo verte, no sabía qué sentir frente a ti.
Ha pasado poco más de un año desde entonces, y con ello me has demostrado tu fuerza, tu poder; eres el único que no me deja caer jamás, aunque mi ánimo esté por los suelos, aunque a veces el corazón deseara salir huyendo, siempre fuiste fuerte, siempre respondiste al deber. Hoy te siento, te veo, te percibo, hoy te acepto como eres, con cada línea, cada pliego de piel, cada vello, lunar, cicatriz…y hoy después de darme cuenta de todo lo que hemos vivido juntos, te acepto y te amo. Hoy me veo grande, orgullosa, fuerte, elegante, majestuosa, hoy siento con cada poro y soy feliz. Hoy soy capaz de tomar mejores decisiones para mi, porque ya no me siento excluida. Ya tengo una voz, ya estoy completa. Ya vivo a plenitud.
 
(Milagros Ríos)

Carta a mi cuerpo



Cuerpo:Es cierto que en el momento que comencé a pensar en todo lo que quería decirte vinieron a mi mente montones de cosas por las que quería pedirte perdón, como todas esas veces en las que me avergoncé de ti y te avasalle con palabras cuchillo, creyendo que hiriéndote me sentiría mejor o, peor aún, creyendo que eso, por fin, me llevaría a hacer algo para cambiarte… pedirte perdón ahora por esas cosas me resulta tan superficial como prometerte que voy a cambiar, porque lo que tú necesitas, y lo que viene desde lo más profundo de mí, no son promesas ni perdones, sino amor, mi amor.
Por eso, cuerpo, hoy te celebro. Celebro cada uno de los pasos grandes y pequeños que hemos dado, celebro con infinita alegría que estés aquí para llenarme de experiencias, para hacerme saber el sabor de una manzana, para poder sentir la lluvia en mi piel, celebro todo el placer del que he gozado, celebro la música que gracias a ti puedo escuchar, celebro todo lo que he sido capaz de leer, los colores que soy capaz de admirar.
Celebro, con muchas más alegría, tus imperfecciones porque me hacen única y especial, celebro tu belleza, que siempre está ahí, me ponga lo que me ponga, haga lo que haga. Celebro tu fuerza, tu elasticidad, la suavidad de tu piel.
Celebro la energía que nos invade al bailar, la alegría que somos capaces de transmitir, toda la vida que me das…
Gracias cuerpo por todas las sorpresas con las que llenas mis días. Y gracias, gracias infinitas por la otra vida que diste, por llevarla dentro de ti y alimentarla y cuidarla y haberla hecho sentir amada desde que fue concebida, gracias por abrirte y dejarla salir al mundo, gracias por haber creado su pequeño cuerpo que, como tú a mí, la llena de experiencias cada día.
No voy parar nunca de celebrarte, hoy sé que tú eres el gran amor de mi vida, quiero vivir siempre en armonía contigo, y enseñarle a mi pequeña hija a amar el cuerpo que posee, porque sólo el amor la llevará tan lejos como quiera llegar…

(Luz)
viernes, 13 de febrero de 2015 | By: Abril

Pequeña carta para que sonrías…


 
Llegó a mi vida un 28 de enero, y seguramente mentiría si ahora mismo dijera que no me enamoré en el primer segundo en que le tuve enfrente.
¿Sabéis ese momento en las películas en que todo va a cámara muy muy lenta, y suena una música de fondo bajita y suave? Mirarle es siempre así, como si nada existiera, como si tuviera delante de mis narices a la mismísima razón del sentido de la vista.
Hoy hace cuatro días que borré con un deseo más de 360 kms de distancia y como si de ángulos se tratase, mi vida ha dado un giro que ha venido a parar a su espalda. Deberías ver su espalda... es sin duda el mejor cuento para dormir que conozco...
Una vez me hablaron de la complejidad de los abrazos, de lo difícil que resultaba que dos personas encajasen perfectamente en uno de ellos, y no sé muy bien cómo explicar esta parte pero los puzzles nos miran desde la mesa embobados, envidiando tanta complicidad.
Madrid...superas a cada segundo las expectativas que tenía en ti.

(Mónica Gae)
miércoles, 11 de febrero de 2015 | By: Abril

Ignacio

 

Ignacio:

Ayer te vi desde el carro. Cruzaste la avenida sin mirar para los lados. Tuve ganas de lanzarte el carro y aplastarte con su peso y con mi rabia, por verte tan tranquilo como si el mundo te perteneciera solo a ti.

Debo confesar que me pasó algo raro porque luego del ataque de rabia, me conmovió tu corbata ladeada y esa manera única de cargar tu maletín, tu bolso, no se sabe muy bien que es esa cosa que cuelga de tus hombros. Pero sí sé que llevarás revistas de cine, libros de política, “cachivaches” para tu computadora y por supuesto, algunas cosas para tu nueva mujer.

Me enfurecí al pensar que sacarías del bolso ése, un anillo egipcio o turco, una libreta de papel exquisito o un artículo de una tienda gourmet recién abierta, para seducir a alguien.

Pero no será para mí porque no te soporto. Si pudiera, te lo haría escuchar cien veces, como te lo dije hace tres meses.

Te haré llegar esta carta para que sepas como he cambiado, ya no me convencen tus excusas ni conmueven tus argumentos.

Descubrí como eres y estoy feliz de apartarme de tu perturbadora influencia.

A veces te añoro y hasta te deseo algunas noches, por eso te quiero bien lejos. Bien lejos y para siempre, quería continuar pero no estoy segura de aguantar sin ti mucho tiempo.

Quería humillarte y ahora te pido que regreses a mí. Parece que caí otra vez en esa cosa que no sé como llamarla, desgracia, pasión, amor, enfermedad, no lo sé. Estoy concluyendo como lo haría una bolerista cualquiera, porque la vida sin ti, no la puedo vivir. Enamorada y ansiosa, te espero pronto.

Ana Belisa

(Mercedes Rojas)
jueves, 5 de febrero de 2015 | By: Abril

Irene


¿Sabes eso de abrazar a alguien y sentir que el entrelazamiento es perfecto? Que no sobran manos, que el tamaño de los brazos es el ideal, incluso la altura de los corazones se ajusta y parece que todo se resuelve en un latido. Pues algo así eres para mí: la compenetración perfecta, la cara de todas mis monedas, y en quien pienso cuando alguien habla de la suerte (qué sabrán ellos de la suerte, si no te conocen).

Cómo explicarlo... nunca me ha asustado llorar, porque tú siempre estás. Eres todos los peros que le pongo a mis miedos. Y si soy valiente, es porque en cada paso que doy, mi meñique va enlazado al tuyo. Y si me caigo, siempre es sobre tus manos, (se está tan a gusto en ellas...)

Sí, la vida es complicada, y a veces se pasa de triste, pero yo veo tus hoyuelos cuando sonríes así, como si trataras de llevarme a tus mejillas, y te juro que entiendo a los poetas cuando hablan de amor.

Me quedo pensando qué diablos hace el mundo tan enfadado, tan ciego, ¿por qué da tanto miedo enamorarse?, ¿cómo puede haber gente que prefiera caminar con la luz apagada?, si sólo hay que abrir los ojos y verte para llenarse de luz (y de la hostia de belleza que supone mirarte). Y luego, cuando te vas (es cuando se puede mirar a otro sitio), contemplo al cielo hacerte reverencias, a las aceras bailar al ritmo de tus pasos, a la mirada de la gente llenarse de brillo e interrogación (entiéndelos, verte es lo más parecido a soñar que se puede hacer con los ojos abiertos),  y a las sonrisas empañarse al escribirte “ojalá todas fuera como tú” en el vaho de tus huellas por si consiguen que les mires de vuelta. En definitiva, contemplo al mundo enamorarse de ti, y el amor, es decir, la vida cobra sentido.

A veces, me gustaría salvarte de todo lo que hiere, fosilizar tus lágrimas y cortar el alma de todo aquel que se atreva a romperte. Pero, amor, es que eres tan guapa... Hasta cuando te golpea la rabia y no entiendes qué pasa. Es que es tan bonito verte levantar, contemplarte sobrevivir y ver cómo te rescatas a ti misma; es que el universo tiene tanto que aprender de tus cicatrices y tu forma de sanar los daños, que sería egoísta por mi parte privarles de tu parte frágil.

Porque, amor, la única verdad es que tienes los ojos más valientes del mundo, y el mundo es más valiente cuando te mira a los ojos.

Y yo te quiero. No porque siempre estés conmigo, para mí, por mí… No porque sea imposible no hacerlo, y se dispersen mil motivos (todos ciertos) por las manos al pensarlo, sino porque has nacido para que te quieran, y yo he nacido para quererte, con toda el alma y toda la piel, toda mi vida.

(Elvira Sastre)

Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito


Cualquiera diría al verte que los catastrofistas fallaron: no era el fin del mundo lo que venía, eras tú.
Te veo venir por el pasillo como quien camina dos centímetros por encima del aire pensando que nadie le ve. Entras en mi casa -en mi vida- con las cartas y el ombligo boca arriba, con los brazos abiertos como si esta noche me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho, con las manos tan llenas de tanto que me haces sentir que es el mundo el que me toca y no la chica más guapa del barrio.

Te sientas y lo primero que haces es avisarme: No llevo ropa interior pero a mi piel la viste una armadura.

Te miro y te contesto: Me gustan tanto los hoy como miedo me dan los mañana.Y yo sonrío y te beso la espalda y te empaño los párpados y tu escudo termina donde terminan las protecciones: arrugado en el cubo de la basura.

Y tú sonríes y descubres el hormigueo de mi espalda y me dices que una vida sin valentía es un infinito camino de vuelta, y mi miedo se quita las bragas y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.

Beso uno a uno todos los segundos que te quedas en mi cama para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas media vuelta al mundo para que, aunque tardemos,  queramos volver.

Entras y sales siendo cualquiera pero por dentro eres la única. Te gusta mi libertad,  y a mí me gusta sentirme libre a tu lado; me gusta tu verdad y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo para colgarme de él hasta el invierno que viene; gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca y una boca que me mira mejor que tus ojos. Guardas un despertar que alumbra las paredes antes que la propia luz del sol. Posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa, sin esperarlo ha pasado. No te has ido y ya te echo de menos, te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más. Cruzas la puerta y ya me relamo los dedos para guardarte.
Paseo por Madrid y te quiero conmigo en cada esquina.

Si la palabra es acción entonces ven a contarme el amor, que...quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito.

(Elvira Sastre)
domingo, 1 de febrero de 2015 | By: Abril

Supongamos que te echo de menos...




Supongamos que te echo de menos...

¿Volverías?

Supongamos que...no hay día en que no me acuerde de ti, y cada vez que te pienso tenga que distraerme para poder parar. Supongamos que me atrevo a decirte algo.

¿Reaccionarías?

¿Crees que merece la pena empeñar mi orgullo? ¿Empeñar la poesía?

Supongamos.. que desaparece aquel mes, aquel fin de semana. Supongamos que aquello no acabó conmigo. Supongamos que quiero ir de nuevo a la estación e intentar captar una imagen mientras llega el tren.. y tú con el.

Y ahora... ahora yo supondré que tú aún no me has olvidado, que no has borrado ni una sola fotografía mía, ni un solo mensaje.. ni una sola carta.. que tu intención no era la de alejarme matándome poco a poco. Que aun queda esperanza, que no la hemos desperdiciado toda..

¿Marcarías mi número?

Son las cuatro de la mañana de cualquier día de enero y es tu silencio el único que ahora me despierta al caer la noche. Es tan difícil conciliar el sueño después de habértelo regalado a ti. A veces pienso en llamarte, o escribirte para que me lo devuelvas. Echo tanto de menos a la persona que solia ser antes de conocerte, antes de convertirme en la mitad de todo, de nada.

Sin ti me sobran la mitad de todos mis cigarrillos, los cinco minutos de más después de apagar el despertador, una cucharada doble de azúcar en el café, media botella de butano al ducharme. Me sobra la mitad de la cama, de la almohada, del sofá. Sin ti las películas las veo enteras y leer antes de cerrar los ojos ha dejado de ser mi estrategia para que me quitaras el libro, y siguiéramos con la poesía debajo de las sábanas.

Y sin embargo, te fuiste.

Y a mí solo me queda suponer que a ti también te sobran las mismas mitades que a mí, que tú también echas de menos mis manos cuando tienes frío, y que Madrid es la mitad de bonito sin nuestros besos en mitad de la Gran Vía.

Sigo parándome delante de cada tienda de libros viejos, pero ahora sin ti, por si te viera pasar. Sigo notando tu nombre en mi nuca cada vez que me recojo el pelo y sigo notando tus dientes en la cicatriz que me dejaste en la clavícula.

Ojalá decir que te grabaste en mi piel a fuego fuera solo una metáfora más.

Ojalá decir que te llevaste mi corazón... no fuese tan real.

Lo echo de menos, ¿sabes? echo de menos oírlo latir al otro lado de mi pecho. Acunarlo por la noche y leerle a Salinas para que cogiera el sueño.

Mi amor, léele a Salinas, que solo él sabe describir en verso, lo mucho que a ti... también te echo de
menos..

(Mónica Gae)

Co-razones

 

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza
por eso de que sus caderas...

ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.

por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué fácil parece a veces enamorarse.

todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...

todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.

no sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un minimo roce de mejilla.

que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.

quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.

que yo también la veo.
que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.

que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.

que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.

que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.

que yo también he memorizado su numero de teléfono
pero también el numero de sus escalones
y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.

que no solo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirla que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.

que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

que te entiendo.
que yo escribo sobre lo mismo.
sobre la misma.

que razones tenemos todos.

pero yo
muchas más que vosotros...

(Escandar Algeet)
 
lunes, 26 de enero de 2015 | By: Abril

Hoy... que me dió por pensar... en ti

     
       Hoy, que me dio por pensar en ti... Volví a preguntarme por qué fuiste tan importante, si al final tampoco te diferencias tanto del resto, con tus dos ojitos, nariz, boca y un montón de ideas desordenadas en la cabeza. Mirándote detenidamente nada te hacía especial.
      
       A lo mejor fue porque me dio por buscar un poco más a fondo, por intentar fijarme en las cosas que nadie ve, que son las que más me gustan a mí y las que para ti son insignificantes.

¡Qué bonitas son las cosas sencillas!: una sonrisa, un guiño de ojo, un “mañana te vuelvo a ver”, y qué bien sentaba escuchar tu voz antes de que los rayos de sol hubiesen aparecido. Una vez me dijeron que le felicidad era eso: apreciar los pequeños gestos, que al final son los que causan las mayores alegrías y lo que más echamos de menos cuando nos faltan ¿Verdad?

   
    Ciertamente, hoy me dio por pensar y pensé en ti. Fue bastante raro porque hacía mucho tiempo que no pasabas por mi cabeza. Te recibí como a un extraño. Como a ese amigo que se marcha y con el que acabamos sustituyendo la palabra "confianza" por la palabra "cortesía". Aún así me invadió una ola de nostalgia. De esa que se te mete por la nariz, inunda los ojos y bombea  el corazón. Me encanta.
  
    Me encanta todo lo que tiene que ver contigo, sólo que ya no pienso en ti. Ni creo que lo vuelva a hacer porque  el tiempo desgasta tus recuerdos y los sumerge en un plácido sueño del que, si no vuelves y los acaricias suavecito, no volverán a despertar.
 

martes, 6 de enero de 2015 | By: Abril

Por si mañana...

 
Querida Julia:
 
Te escribo ahora, mientras duermes, por si mañana ya no fuera yo el que amanece a tu lado. En estos viajes de ida y vuelta cada vez paso más tiempo al otro lado y en uno de ellos, ¿quién sabe?, temo que ya no habrá regreso.
 
Por si mañana ya no soy capaz de entender esto que me ocurre. Por si mañana ya no puedo decirte cómo admiro y valoro tu entereza, este empeño tuyo por estar a mi lado, tratando de hacerme feliz a pesar de todo, como siempre.
 
Por si mañana ya no fuera consciente de lo que haces. Cuando colocas papelitos en cada puerta para que no confunda la cocina con el baño; cuando consigues que acabemos riéndonos después de ponerme los zapatos sin calcetines; cuando te empeñas en mantener viva la conversación aunque yo me pierda en cada frase; cuando te acercas disimuladamente y me susurras al oído el nombre de uno de nuestros nietos; cuando respondes con ternura a estos arranques míos de ira que me asaltan, como si algo en mi interior se rebelase contra este destino que me atrapa.
 
Por esas y por tantas cosas. Por si mañana no recuerdo tu nombre, o el mío.
 
Por si mañana ya no pudiera darte las gracias. Por si mañana, Julia, no fuera capaz de decirte, aunque sea una última vez, que te quiero.
 
Tuyo siempre
 
T.A.M.R.
 
(Jesús Espada resultó ganador del III Concurso de Cartas de Amor de Cobisa )