domingo, 13 de febrero de 2011 | By: Abril

El amor es el mismo para todos


Tamara, mi amor:

Sea esta carta como una manera de poner en vuelo la pasión que me encadena a ti, en cuerpo y alma; tan sólo unas palabras por darte testimonio, siquiera mínimamente, del ardor que toda tú enciendes entre mi pecho: con el brillo de tu mirada y tus labios de cereza y fuego, con tu graciosa mochila, con tus pantalones grin’s de nalgas apretadas...Ah, y ese reciente “piercing” de tu ombligo que si hoy me vuelve loco de contento aún más de celos me trastorna. En alas va de este madrigal:
El diminuto cielo
en medio de tu tronco más desnudo,
caracolillo en vuelo
de aroma embriagador por donde acudo
a beber de tu pálpito invisible,
hoy luce un imperdible
—regalo o sólo plata reluciente—,
y no estoy ya conmigo
soñándole a una altura inaccesible,
pasando indiferente,
novio en pena y testigo,
ante el botón sublime de tu ombligo.

Perdona porque, tal vez, no he llegado a pensar en que ese adorno sea un amoroso homenaje que me brindas en el intento de parecer más bella para mí, en justa correspondencia con el leve tatuaje de mi pecho con tu nombre inscrito, encantadora mujercita, que me transportas a esos cielos de placer infinito y de eterna felicidad.

Lo que importa es amar. “Amor y poesía, cada día”, escribió el poeta J.R.J. Amar desde la poética de la vida construida beso a beso, cuerpo a cuerpo, dejando que afloren de nuestros corazones los más puros sentimientos en esa entrega diaria por donde van discurriendo los acontecimientos que nos unen; en ese ir haciendo “camino al andar” por los mil y un parajes que levanta la fantasía; por los bellos escenarios que la pasión inventa dibujando sus playas de encalmadas aguas o las cumbres altísimas donde el silencio reina. Amarnos en silencio, vida mía, desnudos, en la tarde escondida del sur nuestro de cada instante, secretamente entregados a escribir dulcemente, mano a mano, los primeros capítulos de esta historia de amor.

Así en la teoría, pero ¿cuántos obstáculos nos quedan por salvar? Que duro batallar éste de sabernos, a todas horas, en guerra con quienes pretenden destruir —desde un mal entendido afán de protección, desde los estrecho ámbitos familiares nuestros— la realidad ardiente de un compromiso de amor, mas allá de los convencionalismos que van como corriendo tupidos velos a este ansia de exponer a la luz de todos los soles que nos alumbran esta auténtica razón de nuestras vidas: el amor que nos ata y enajena.

Bien sabemos tú y yo que el Amor no tiene edad, ante tantos argumentos cicateros que van poniendo trabas a este entregarnos el uno para el otro; tu belleza, tu alegría y exultante juventud complementándose con mi serena madurez, con la experimentada presencia de un hombre rendido ante tus innumerables encantos. Sólo un hombre que amando sufre y calla llevado de tu mano, hermosa muchacha veintiañera, desde la clandestinidad de este noviazgo que si, a veces, es frontera que nos separa en ese estar como guardando el ritual de las formas —severo profesor yo en el estrado, alumna distraída tú en el pupitre—, sabemos que en el fondo más nos une. Porque, secretamente, somos valientes protagonistas de un proyecto de amor que, de seguro, pronto saldrá a la claridad, verá borradas las barreras que hoy son infranqueables, ya que los muros caen tarde o temprano, derribados por los aires nuevos de libertad, de tolerancia, de comprensión o de respeto que circundan el amor.

Entretanto, amor mío, quiéreme mucho y desoye las venenosas palabras que quisieran marcarnos las distancias cruelmente, ponernos a cada uno en ese sitio que alguien puede pensar que la edad lleva aparejada, sin saber que el Amor es punto de encuentro, es imán que nos atrae sin hacer distinciones. Recuerda que el dios Cupido, representado en ese niño cazador con el arco, las flechas y el carcaj, lleva los ojos vendados, denotando con ello que el amante no ve al dispensar sus ternuras defectos o diferencias.

Para mañana, en clase, llévame traducida esta expresión latina : Amor omnibus idem*., que viene a cuento.

Acabo ya este escrito y no es bastante. Porque mi corazón no se sacia con estas cuatro letras de amor que, ahora, te envío; esta epístola que quiere ser balada triunfal que a ti vaya volando cuando mi música es tu voz.

Con un beso. Tu amado

*El amor es el mismo para todos.

(Luis Blas Fernández)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me ciento muy identificada con estas cartas tuve una relación muy traumatica hace 9 años osea mi primer novio lo que yo mas quería en mi vida era el y depues de el no eh vuelto a tener mas novio no se pero me da miedo volver a tener otra relacion o volver a enamorarme